Aunque se ha ganado terreno, la pugilista poblana pide mayor reconocimiento para la mujer, tanto arriba como abajo del ring
Gabriela “La Bonita” Sánchez nunca imaginó que el “bullying” -ya exagerado- que le hacía una compañera cuando estudiaba la secundaria la llevaría a adentrarse -como sistema de defensa- a un deporte que le permitiría abrazar el profesionalismo y más tarde, pelear en par de ocasiones por el título mundial de peso minimosca.
Sí, un mero accidente colocó a Gabriela en un gimnasio de boxeo cuando sólo tenía 16 años, lo que no sólo acabó con el acoso escolar, sino que la llevó a representar a Puebla en tres Olimpiadas Nacionales, un Nacional de Élite, y más tarde, a los 21 años, probar fortuna como profesional.
Y es la misma que confiesa que “a una mujer el boxeo no le da para vivir, no se mide igual con el boxeo varonil. Por ejemplo, en una pelea de campeonato mundial te pagan menos de 50 mil pesos, y de ahí hay que sacar honorarios del entrenador, de quienes te ayudan y te viene quedando menos de la mitad, y con eso no sobrevives”.
Por eso combina su carrera de pugilista con la de Diseñadora Gráfica, lo que le ayuda para poder vivir y hacer lo que le gusta.
A sus 28 años, madre soltera de un hijo de ocho, Gabriela almacena un palmarés de 14 triunfos, 4 derrotas -dos de ellas en peleas de título mundial- en una carrera que comenzó en 2017, cuando apenas rebasaba las 21 primaveras.
Fue complicado adentrarse en este deporte
Para Gaby fue difícil adentrarse a un deporte dominado por el sexo masculino, desde que comenzó a entrenar – para dejar ser víctima de bullying-, hasta que se hizo profesional.
“Fue complicado porque el boxeo siempre ha sido un deporte rudo y agresivo; muchos decían que podía salir lastimada, y ya en lo profesional existe mucha desigualdad en todo, pero con esfuerzo se ha logrado ganar terreno. Antes sólo nos metían a pelear como relleno, ahora apareces en las grandes peleas y se te valora más, pero aún falta.”
Recuerda que la golpiza que le dio dentro del salón la niña que le hacía burla y su grupo de amigas y amigos, más un chico que más tarde la quiso manosear, obligaron a su padre a buscar una alternativa para aprender a defenderse y recuperar la seguridad perdida.
“Fue así como en el 2012 llegó al Seven Boxing a entrenar boxeo, se puso a las órdenes del profesor Jorge Sánchez, y con tres meses de entrenamiento ya estaba compitiendo como amateur.”
“Recuperé poco a poco la seguridad, aprendí a reaccionar, y en el salón se acabaron las burlas hacia mi persona”, recuerda.
“Cuando comencé a entrenar en el gimnasio me pasó algo increíble. Ahí trabaja también el equipo nacional, y estaba la hermana de la “Guerrera” Torres. Años después me enfrenté a ella, y le gané. Quiera que no, ella fue mi inspiración cuando la vi entrenar por primera vez”.
A partir de ahí siguieron representaciones en Olimpiadas Nacionales y un Torneo Élite en el Comité Olímpico, pero antes de que naciera el gusanillo por hacerse profesional quedó embarazada de su único hijo que hoy presume ocho años de edad.
“Fue algo fuerte para mí, tenía escasos 19 años, y muchos pensaban que no iba a seguir boxeando, incluso regalé todo mi vestuario, pero me mantuve positiva, entrenando y entrenando para continuar en el boxeo”.
Fue ahí cuando se puso en manos de Alfredo “Pollo” Meneses, quien, en 2017, a sus escasos 21 años la debutó como profesional.
Con seis años como profesional, y con palmarés de 14-4, “La Bonita”, un sobrenombre que adoptó porque su mamá de pequeña la llamaba “Mi niña bonita”, ya ha peleado dos veces por el título mundial minimosca.
La primera vez perdió con la argentina Jessica Bopp y más tarde contra la mexicana Ibeth “La Roca” Zamora.
“Se hizo el esfuerzo, pero no se pudo. Me quedo con la experiencia de esos dos combates y el orgullo de pelear contra dos campeonas y otras tantas ex campeonas.”
“No pierdo la esperanza de cumplir mi sueño y convertirme en monarca del mundo”, promete.
Boxeo debe ser parejo
“La Bonita” dice no estar de acuerdo del poco valor que se le da al boxeo femenil en todo el mundo. “Las bolsas son totalmente diferentes a los varones, y mira que nosotros no hacemos round de estudio. Nos partimos el alma desde el inicio, arriesgamos todo, incluso nuestra propia vida, por eso deben valorar más lo que hacemos, tanto arriba como abajo del ring.”
“Necesitamos más apoyo y reconocimiento tanto arriba como abajo del ring. Que haya más patrocinios para poder ayudarnos.”
“Por ejemplo, trabajo medio tiempo como diseñadora gráfica, para ayudarme, porque del boxeo, como mujer, es imposible vivir. No es suficiente”, reconoce.
Por ejemplo, un día de la boxeadora poblana, cuando tiene una pelea importante, comienza a las 5 de la mañana, hora que se levanta a correr y realiza ejercicios de velocidad.
Regresa a casa para preparar a su hijo y llevarlo a la escuela, y en punto de las 12.00 horas, acude al gimnasio para realizar trabajo de fuerza y peso.
Vuelve a casa para atender a su hijo, comer con él y ayudarlo en su tarea, para regresar de nueva cuenta al gimnasio a las 17.00 horas, para realizar rounds de boxeo y depurar su técnica.
Por eso en el Día Internacional de la Mujer recomendó a quienes tienen la ilusión de convertirse en pugilistas profesionales y a la mujer que batalla en su vida diaria “que luchen por sus sueños, que nadie se interponga en su camino porque, a pesar de las subidas y bajadas, conseguirán lo que se propongan”.