Para haber ido a exhibir su falta de capacidad, tráfico de influencias y el método que ha seguido para hundir a Tlaxcala en materia turística durante su comparecencia en el Congreso del Estado, Josefina Rodríguez lucía muy tranquila.
Es que quizá no le dijeron que tiene un par de legisladores pendientes de su actuar al frente de la Secretaría responsable de promover a Tlaxcala como destino turístico de valor frente a Estados con vocación específica en la misma materia.
A ver qué cuentas le entrega a la Gobernadora cuando le platique que ni a Javier Marroquín, con todo y la fuga de capitales, la baja inversión y la pérdida de empleos de lo que es responsable le fue tan peor.
Como lo lee, entre lo más destacable, Josefina Rodríguez cometió el error de reconocer públicamente tres nimiedades.
La primera, que hace uso del tráfico de influencias para beneficiar a miembros de su familia, como lo hizo organizando un Festival del Globo en Soltepec. Desierto, por cierto.
La segunda, que, dentro de la organización de la Feria de Tlaxcala, fue la ganadería propiedad de su padre quien vendió toros para una corrida. ¡Ups!
La tercera, que el amor de Carlos Rivera por Tlaxcala no fue gratis, no, costó, como este medio le había informado la módica cantidad de 4 millones 106 mil pesos.
Por si fuera poco, coronó su intervención afirmando que recibir el Tour de Voleibol de Playa nos costó 23 millones de pesos de los cuales, según ella, solo 5 pagó el Gobierno de la Entidad. ¡Ajá! Si eso hubiera costado habría sido Cancún la sede.
Ya ni le cuento qué respondió al ser cuestionada sobre la razón por la que promociona más Val´Quírico que la zona arqueológica de Cacaxtla. ¿Por qué será?
A los flamantes legisladores les faltó preguntar cómo nos fue o benefició a Tlaxcala la gira a Xcaret. Ah, cierto, es que también fueron ellos.
El caso es que, a poco más de un año de haber asumido la responsabilidad de conducir los esfuerzos para atraer turismo a Tlaxcala, no tenemos un plan estratégico para hacerlo posible.
Con esfuerzo registramos el “Tlaxcala sí existe” marca que, por cierto, costó 306 mil pesos.
Ya ni modo, los prestadores de servicios turísticos del Estado se tendrán que esperar para recuperarse del freno que impuso, primero, la pandemia, después, el desinterés.
Ni los videos, festivales, campeonatos, han llenado las contadas habitaciones de hotel en Tlaxcala.
¡Aplausos Jose!
Hasta mañana…
@Naye_Romero89