Muy ocupado anda el alcalde de Huamantla, Salvador Santos Cedillo, por reelegirse al cargo de presidente municipal.
La cosa es que la delincuencia que sus medios amigos han ocultado a la ciudadanía no le explote en la cara.
Ayer mismo, un común vendedor de pollo fue asaltado al interior de una sucursal bancaria en pleno centro de la ciudad.
Le quitaron la nada despreciable cifra de 150 mil pesos. ¡Caray!
Apenas hace una semana, otro empresario corrió con mala suerte.
Lo encontraron muerto en una bodega de la colonia Nuevo San Juan tras haber sido secuestrado y negarse a pagar el rescate. Literal, lo enterraron.
Pero la cosa no es nueva, si ya lo olvidó, le recuerdo que en esta misma administración comandos armados han protagonizado encuentros violentos en el boulevard Cuamanco.
También, han liquidado poco a poco a personas con vínculos a los grupos rivales de narcomenudeo que hoy operan en la ciudad, envenenando a niños y adolescentes con drogas como el cristal.
Si, las adicciones, fobias y otros trastornos mentales, aunado a la proliferación de embarazos adolescentes, se convirtieron en la nueva pandemia que enfrenta la población del municipio.
El caso es que, mientras todo esto sucede, Salvador Santos sigue prometiendo cosas que no puede cumplir, bienestar, en las 39 comunidades.
Seguridad, en un municipio donde un día sí y el otro también, se cometen delitos.
Transparencia, en circunstancias donde él sabe cuánto cuesta el silencio.
Quién lo diría, “Salvador” no salvó tanto a Huamantla.
Hasta la próxima…
Naye_Romero89