Durante sus casi dos años como Gobernadora del Estado, Lorena Cuéllar ha dado múltiples y claros mensajes de la persona y gobernante que es.
No vamos a perder el tiempo en detallar ni rememorar los desplantes que le ha hecho, lo mismo a mujeres que a campesinos y trabajadores del Gobierno del Estado.
A Lorena Cuéllar le da igual si son maestros que normalistas, mujeres que hombres, familias o colectivos.
Este miércoles, mientras usted y yo dormíamos, granaderos desalojaron a 30 manifestantes plantados frente a Palacio de Gobierno.
Recordará que estaban ahí exigiendo les fueran respetadas sus prestaciones como trabajadores al servicio del Estado, específicamente, en defensa de los servicios de salud que tienen derecho a recibir.
Y pues bueno, el resto de la historia se cuenta sola.
En penumbras, como hacen casi todos los arreglos de la Nueva Historia, para que la opinión pública no les juzgue ni critique, el Gobierno de LCC decidió desalojarlos.
El hecho se traduce en un gran mensaje, vivimos ante un gobierno represor, capaz de usar la fuerza pública para “controlar“ los daños de sus malas decisiones.
Quizá a la Gobernadora le parezca intrascendente y digno de ignorar, pero la realidad es que, cada plantón, cada desaire, cada negativa a recibir a los inconformes merma dos cosas vitales en la imagen de su gobierno.
La primera, su popularidad como gobernante, la segunda, su credibilidad. Eso, sin contar que también lastima, ya no digamos sus aspiraciones; sino la pretensión que tiene de posicionar rumbo al 2024 a sus dos hijas.
Lo que hace Lorena Cuéllar no es digno de una gobernante femenina, esa que dijo abanderar desde su sensibilidad las causas de la gente.
¿Cuáles causas señora?, su gobierno a pisado no solo dignidades, también derechos ganados por los trabajadores.
No decimos que la culpa de todas las malas decisiones sean de LCC, no, los fracasos de sus casi 24 meses de gobierno los comparte con su séquito de seguidores incrustados en su gabinete.
Apenas ayer, al encarar a granaderos, la activista Yenny Charrez Carlos decía lo único cierto de toda esta nueva historia; policías, sindicalizados, activistas, periodistas y hasta servidores públicos, todos, somos tlaxcaltecas.
“A ustedes también les afectaron a sus familias, esto no tiene necesidad de ser, nadie de ellos está lanzando armas contra ustedes; ustedes son el pueblo uniformado, ustedes deberían estar cuidando a los tlaxcaltecas, a sus familias, nadie los odia a ustedes, que no les mientan, ustedes son nuestro pueblo, no permitan que una gobernadora que no ama a Tlaxcala los use”
El mensaje está claro, hoy la causa es devolver los servicios médicos, mañana puede ser la nuestra y, sabe qué, tampoco les va a importar.
Hasta la próxima…
@Naye_Romero89