Qué buena función de teatro y dramatismo dieron los panistas de Tlaxcala el pasado fin de semana.
Donde al más puro estilo de un partido conservador que predica los valores familiares y el humanismo cristiano, eligieron a quien será su próximo dirigente estatal, el ungido Ángelo Gutiérrez Hernández.
Y es que, a ver, aunque muchos se asusten y den golpes de pecho, Gutiérrez Hernández hizo lo que cualquier otro en la defensa del poder.
Si, esos actos “viles”, “violentos” e “inmorales” de los que le acusan, no son más que el reflejo de lo que el partido representa en Tlaxcala, una clase política acomodaticia de la que solo se inconforman los excluidos.
Lo hicieron en los tiempos donde los adrianistas tenían el control del partido, que luego cedió a Carreón y al propio Gilberto Temóltzin, todos, sirviéndose de sus siglas para ocupar cargos plurinominales que, de otro modo, no habrían podido ser suyos.
La muestra más clara, la cátedra de doble moral de Mariana Jiménez, quien en medio de lágrimas producidas por gas no pudo explicar cuál fue el acuerdo al que llegó para ocupar la candidatura dúplex a la Cámara de Diputados haciendo uso además de una acción afirmativa.
Los disidentes exigen una legalidad que no podrían sostener, o cómo explicar que quienes ahora se manifiestan en contra de Gutiérrez Hernández, ayer pactaran con Miriam Martínez para dejar caer al Comité Estatal todas las posiciones laborales de desocupados en anteriores administraciones.
Coincidimos plenamente cuando dicen que el PAN ha sido una casa de puertas abiertas para todos, si, los mismos grupos que lo han utilizado para cumplir sus propósitos, evadir a la justicia y exhibir sus carencias poniendo por delante a la ciudadanía.
Muchos auguran que los días del panismo en Tlaxcala están contados, pues como oposición dejan mucho que desear, sin embargo, ese ha sido el papel que han querido jugar, antes y después de Miriam Martínez.
Para ser oposición al interior del PAN y al exterior con su bandera, se requiere de cierta solvencia, una que no se compra a billetazos ni mandando bravucones a reventar sus propios procesos democráticos.
Porque yo no sé usted, pero nadie quema su casa cuando lo que hay adentro le importa.
Sí, es agandalle ocupar la primera posición plurinominal en el Congreso siendo Presidenta de un Instituto Político, pero también lo hizo José Gilberto Temóltzin.
Sí, es nepotismo pretender y coadyuvar a que tu esposo te suceda en el cargo, pero también lo es poner a tu comadre como suplente de diputada federal.
Dejémosle los dramas a las novelas, lo que urge es construir frentes sólidos.
@NayeRomero89