Los restos de un gran cohete chino recién lanzado atravesarán la atmosfera este domingo en un reingreso descontrolado informó el gobierno de Beijing el pasado miércoles, asegurando que sería rastreado a pesar de que representa poco riesgo para la raza humana.
Se trata de un propulsor masivo de 23 toneladas métricas perteneciente al cohete Gran Marcha 5B que despegó el domingo pasado para entregar un módulo de laboratorio a la nueva estación espacial china en construcción en órbita.
Los desechos espaciales que se espera choquen contra la Tierra miden 53,6 metros de altura, según la corporación especializada encargada del rastreo del cohete The Aerospace Corporation, quien señaló que debido a la naturaleza incontrolada del reingreso del cohete, existe una probabilidad distinta de cero de que los escombros sobrevivientes aterricen en un área poblada.
“Un reingreso de este tamaño no se quemará en la atmósfera de la Tierra, y la regla general es que entre el 20 y el 40% de la masa de un objeto grande llegará al suelo, aunque depende del diseño del objeto”, indicó Aerospace.
Más del 88% de la población mundial vive bajo la huella potencial de escombros del reingreso. The Aerospace Corporation
Por su parte, el analista aeroespacial Ted Muelhaupt indicó que “el riesgo general para las personas y las propiedades en la Tierra es bastante bajo, dado que el 75% de la superficie de la Tierra en el camino potencial de los escombros es agua, desierto o jungla”.
No obstante, destacó que existe la posibilidad de que piezas del cohete caigan sobre un área poblada, como sucedió en mayo de 2020 cuando fragmentos de otro Gran Marcha 5B chino aterrizaron en Costa de Marfil, dañando varios edificios en esa nación de África Occidental, aunque no hubo heridos.
Muelhaupt también dijo que el riesgo que tiene un individuo de resultar herido o morir a causa de los restos espaciales es mucho menor, del orden de seis posibilidades por cada 10 billones. En comparación, dijo, las probabilidades de ser alcanzado por un rayo son unas 80 mil veces mayores.
También, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, dijo que la probabilidad de que los escombros causen daños a la aviación o a las personas y propiedades en tierra es muy baja, y añadió que la mayoría de los componentes del cohete serían destruidos en el reingreso.
Por ello, Aerospace monitoreará y actualizará su información respecto al choque que impactará la Tierra durante su reingreso.
Our latest prediction for #CZ5B rocket body reentry is:
— The Aerospace Corporation (@AerospaceCorp) July 29, 2022
🚀30 Jul 2022 19:24 UTC ± 7 hours
Reentry will be along one of the ground tracks shown here. It is still too early to determine a meaningful debris footprint. Follow this page for updates: https://t.co/SxrMtcrMrs pic.twitter.com/dkSLKwkv9x
En última instancia, el cuerpo del cohete se desintegrará a medida que se sumerge en la atmósfera. Debido a que es lo suficientemente grande como para que numerosos fragmentos sobrevivan se espera que haya un reingreso de escombros en llamas que lloverán en un área de unos dos mil kilómetros de largo por unos 70 km de amplitud.
Sin embargo, la ubicación probable del campo de escombros es imposible de precisar de antemano, aunque los expertos podrán reducir la zona de impacto potencial más cerca del reingreso en los próximos días.
Éste fue el tercer vuelo del cohete Gran Marcha 5B, considerado el más poderoso de China desde su lanzamiento inaugural en 2020.
Como ocurrió durante sus primeros dos vuelos, toda la etapa del núcleo principal del cohete, que mide 30 metros de largo y pesa 22 toneladas, ya alcanzó la órbita baja y se espera que regrese a la Tierra una vez que esté en la atmósfera. Sin embargo, la fricción lo arrastrará hacia abajo, según expertos estadounidenses.
Estados Unidos y la mayoría de las otras naciones que realizan actividades espaciales generalmente incurren en el gasto adicional de diseñar sus cohetes para evitar reingresos grandes e incontrolados, un imperativo observado en gran medida desde que grandes porciones de la estación espacial Skylab de la NASA cayeron de órbita en 1979 y aterrizó en Australia.