De los más grandes analistas de la comunicación aprendimos que en política, todo, todo comunica.
Si no me creé basta verle la cara a la militancia y miembros de partido que acompañaron a Anabel Ávalos Zempoalteca en la foto de su renuncia al cargo como presidenta estatal del PRI.
Despeinadita y sola como acostumbraba salir antes de convertirse en candidata al gobierno del Estado en 2021, Anabel Ávalos dejó el partido que la “cobijó” tras su derrota frente a LCC para ¡adivine! Registrar su postulación por el PRI al Senado de la República.
Es decir, a la ex alcaldesa capitalina no le bastó el desprestigio de perder una contienda al gobierno estatal en una mega coalición, ahora, va por la derrota al Senado.
Nos dicen, la principal autora de la designación de Anabel Ávalos Zempoalteca como aspirante a senadora es, nada más y nada menos que Beatriz Paredes Rangel.
Quien desde lo nacional había venido impulsando el reconocimiento a Ávalos Zempoalteca en su partido, quizá por un asunto de género.
La diplomática logró parte del cometido, pero se necesitarán muchos votos para conseguir que el PRI cuele a un senador por Tlaxcala.
El caso es que la sola noticia tendrá repercusiones serias para la relación PRI-PRD en lo local.
Ya usted recordará que sería el diputado Juan Manuel Cambrón quien buscaría la senaduría por el PRD, encabezando la fórmula. Cosa que ya no pasará.
Digamos pues que la Zempoalteca consiguió lo que quería, pero no lo que necesitaba. Cohesión de fuerzas ante un escenario donde la chiquillada terminará por pulverizar el voto frente a un arrasador Morena.
Hasta mañana…
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