Río revuelto

La muerte de Beatriz N., alumna de la Escuela Normal Rural de Panotla “Benito Juárez” en cualquier otro gobierno, exigiría la salida, al menos, de un servidor público.

Empezando por cualquiera de los dos secretarios que más quehacer le han dado a la gobernadora, Homero Meneses y Sergio González.

Si me lo pregunta, uno de los dos tiene más culpa que el otro por los hechos ocurridos la semana pasada, donde normalistas aprovecharon el foro para exigir sus tan anunciadas denuncias.

Lo de Beatriz N., una joven de 21 años no debió pasar, primero, porque el pleito de normalistas era un asunto anunciado desde hace casi un mes cuando alumnas denunciaron que eran víctimas de violencia y abusos a manos de otras normalistas.

Luego, las denunciadas se dijeron víctimas del sistema y, nuevamente, mediante manifestaciones entregaron su pliego petitorio, cuyo contenido, por cierto, es una carta a los Reyes.

Entrados en materia, el gobierno, una vez más equivocado, difundió un video que desató la furia de las alumnas de la normal rural, ellas bebiendo en una fiesta al interior de las instalaciones.

Y fue ahí donde la sociedad civil opinó, donde más de uno pidió que cerraran una escuela cuya retribución social era invisible, pues lo único que sabemos es que ahí se adiestraban más para la guerrilla que para la docencia.

A ninguno de nosotros nos parecen las protestas, sobre todo, cuando afectan el tránsito vial, laceran nuestra imagen como Estado y atentan contra la productividad, mucho menos, si además de todo incitan a la violencia.

En la historia Homero Meneses, Secretario de Educación conminó al diálogo para arreglar algo que ya estaba roto, las normalistas desde hace tiempo se asumen como iguales al sistema educativo en sus demandas. ¡No lo son!

Y Sergio González, ay qué tristeza, nuestro Secretario de Gobierno ha sido causa de los peores escándalos en el gobierno de LCC.

No detiene manifestaciones, reprime las que no debiera, omite dar informes precisos sobre el estado que guarda tal o cual conflicto, lo peor, un secretario de gobierno, está para anticipar, prevenir, evitar, controlar y disolver conflictos.

¿Ha hecho algo de eso? Juzgue usted.

Beatriz tuvo mala fortuna, decidió inscribirse en una institución cuya esencia fue corrompida hace mucho a manos de sus propias estudiantes, en cuyos hombros debiera pesar el deceso de una de las suyas.

A Beatriz la mató un golpe en la cabeza, da igual si fue la fuerza del Estado o la inmadurez de niñatas arrebatadas buscando conseguir atención. Para los padres de Beatriz descubrir quién o qué golpeó a su hija no se las devolverá.

Suponer como normalista que sus convicciones valen la vida, es un grave error.

La muerte de Beatriz no transformará ni sus condiciones, ni al sistema, ¿acaso hoy ya saben que pasó con los 43?

Hasta mañana…

@Naye_Romero89

nayelir31@gmail.com

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