Simula casona con baños públicos, así es un hotel de sexoservicio

Una mujer dedicada al sexoservicio dijo que cobran 150 pesos más lo del cuarto de hotel.

En un callejón de locales abandonados y con un cuarto donde las mujeres aguardan a los clientes es como funciona el nuevo esquema de sexoservidoras en el Callejón de Variedades, uno de los más de 16 espacios que fueron autorizados por la Secretaría de Gobernación Municipal (Segom) para que las trabajadoras sexuales se ubiquen dentro y no en las calles como una posible “casa de citas”.

Este lugar se ubica en la calle 4 Poniente, entre la 3 y 5 Norte, el cual tiene dos entradas, la 2 y 4 Poniente, de este último lado se ven negocios de ropa, cinturones y gorras, pero en la otra calle solo se observa una salida angosta, que podría pasar desapercibida por los transeúntes.

La realidad es que dentro de este callejón se ubica un hotel que no cuenta con un nombre, pero que a decir de la dueña llamada Irma, tiene más de 140 años de antigüedad, ella es quien actualmente administra este hotel que pareciera una simple casona con baños públicos, pues al pasar por ahí es lo único que se observa.

No obstante, al avanzar unos pasos más hay un cuarto con cortinas de tela blancas que empezó a funcionar a partir del 17 de febrero, en donde detrás de ellas están a la espera de un cliente las sexoservidoras de esta zona, aquellas que anteriormente se veían sobre la vialidad, pero que ahora están sentadas en sillas de plástico para que los hombres puedan verlas.

Con vestidos cortos, pantalones entallados, blusas escotadas y zapatillas es como lucen para atraer a los varones que ya saben en donde se ubican, pues durante la visita que realizó El Sol de Puebla, se observó que en su mayoría quienes cruzan este callejón son hombres.

Más de ocho varones fueron los que llegaron en tan solo 15 minutos, algunos solo para “echarse un taco de ojo”, pues al pasar, pero sin detenerse miraban a las chicas, mientras que algunos otros acompañados o solos se acercaban a verlas detenidamente.

Tras varios minutos, si alguna de ellas les convencía entonces le pedían el servicio, de lo contrario solo salían de dicho cuarto y continuaban su trayecto.

Quienes se veían atraídos por alguna chica se acercaban a ella, quien les explicaba que por una sola posición de 15 minutos el pago era de 150 pesos más los 120 pesos del cuarto de hotel, pero por más tiempo y otra acción aumentaba el costo.

Hecho el trato ingresaban al hotel de color verde en su interior y tiempo después salían cada uno por su lado.

DIVIDE OPINIONES DE LAS SEXOSERVIDORAS

En entrevista con esta casa editorial una de las sexoservidoras aseveró que meterlas en ciertos espacios para evitar que sigan en las calles es una buena medida, pues al estar afuera estaban expuestas.

Incluso señaló que así ya no serán vistas por los niños que salen de la escuela y con esto se mejora la imagen de la ciudad.

Yo opino que está bien porque así ya no estamos afuera, y pus obviamente como pasan niños… acá estamos mucho mejor.

Además otra de sus compañeras declaró que no es viable, ya que no le hacen daño a nadie y quienes no saben que ya no estarán en las calles, se van a otras zonas, no obstante, se les dio la indicación de que deben trabajar desde dentro del callejón.

A pregunta expresa de si estaría dispuesta a entrar en la bolsa de trabajo que anunció el Ayuntamiento de Puebla, dijo que nadie le ha ofrecido nada y no le funcionaría, ya que es madre soltera y ella mide los tiempos en los que está con su hijo.

Decide cuándo y cuánto ganar para poder solventar los gastos del pequeño, pero al estar en un trabajo formal no podría hacerlo, lo cual complicaría su forma de vida.

La verdad acá eres independiente, yo soy madre soltera y ahora si yo soy libre de estar con mi hijo, vengo un ratito y pues gano aunque sea poco o mucho y pues ahora si eres libre de hacer tu tiempo, tu dinero.

Mientras tanto, este es uno de los lugares que fue propuesto por la Secretaría de Gobernación, el cual ya funcionaba como un hotel para las trabajadoras sexuales, pero que no las mantenía dentro del callejón, pues los clientes las veían en las calles y al pedir un servicio se dirigían al hotel.

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