De no creerse el uso que le han dado los legisladores de Tlaxcala a su facultad para modificar leyes en beneficio de la población.
Primero, una componenda para nombrar por primera vez en la historia de Tlaxcala a un Secretario de Gobierno foráneo, ahora, una Ley completa de “seguridad” para dotar a la Gobernadora y algunos servidores públicos de escoltas con cargo al estado.
Ni uno solo de los 25 legisladores opuso resistencia a la iniciativa preferente enviada por el ejecutivo, ni uno solo reparó en las implicaciones de la aprobación a dicha Ley porque urgente era aprobar.
Lo que es más, en algún comunicado aplaudieron se reconociera por primera vez que en Tlaxcala opera la delincuencia organizada.
Tan opera que hay narco laboratorios bien montados, tráfico de personas, narcomenudeo en las escuelas, robo masivo de automóviles y autopartes, asalto a transporte de carga, lavado de dinero, tráfico de influencias y contubernio evidenciado entre los responsables de brindar seguridad y delincuentes.
La dichosa Ley de Seguridad, una que seguramente ni leyeron, buscaba mejorar la seguridad de unos cuantos no precisamente de la población.
Uno de los artículos de la citada ley, específicamente el 73 avala que, tanto la gobernadora, como sus hijas, yernos y hasta cónyuge gocen de la protección de guardaespaldas con cargo al erario.
También, avala que otros servidores públicos que estén o hubieran estado al frente de algún área de seguridad, al menos dos años, tengan las mismas garantías.
¡Caray! Ni que fueran Harfuch.
El caso es que, una vez más nuestra gobernadora del amor demostró que el pueblo le importa un bledo.
Que ella gobierna y seis años después de su “servicio” a Tlaxcala seguirá gozando de cuidados especiales y protección a su persona y familia, el resto puede arreglárselas.
Cuánto debe ser el miedo de un jefe del ejecutivo estatal que tiene que enviar al Congreso una Ley que la “proteja” de cualquier embate del crimen organizado, uno que no llegó a Tlaxcala por casualidad como bien nos han hecho creer.
Amén de lo que nos costará el chistecito de Ley aprobada con carácter de preferente, los tlaxcaltecas comunes nos preguntamos si vale la pena el gasto.
Si debemos “proteger” a ex servidores públicos del poder ejecutivo y judicial, de la Secretaría de Seguridad Ciudadana por haber desempeñado un cargo donde ni resultados dieron.
La asignación de personal, equipo, vehículos, serán autorizados por el “Comité de Autorización de Escoltas” ¡Woow! Y los servicios de protección serán, inicialmente, por el mismo tiempo que hubieran estado en el cargo, prorrogables a un periodo igual en caso de ser necesario.
Si fuéramos ellos no deberíamos preocuparnos por cuidados especiales ni protección personal, sería tanto como asumir que vivimos en un infierno de país cada vez más secuestrado por la delincuencia organizada.
El miedo no anda en burro, andará escoltado… ¡Suerte!
Naye_Romero89