Cuando en diciembre pasado, el subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, decía durante su visita a Tlaxcala que había mucho que hacer en materia de combate a la impunidad y la corrupción, no mentía.
Para ser Tlaxcala un estado donde está activa una alerta de violencia de género contra las mujeres, los escalofriantes hallazgos de dos féminas desaparecidas en las últimas semanas dejan mucho que desear.
Cierto es, los homicidios dolosos, la violencia de género y los feminicidios se han convertido en un cáncer social moderno; la apatía e indiferencia de nuestras autoridades mucho abonan al problema.
Y es que, uno poco se explica que un Estado donde existe presupuesto para combatir el mal, ni las desapariciones, ni las cifras de violencia y mucho menos los homicidios han disminuido.
Todo lo contrario, ahora no solo desaparecen jóvenes y mujeres de Tlaxcala, también, nos hemos convertido en el estado idóneo para desaparecer los cuerpos de las víctimas.
La última de ellas, la morelense y activista desaparecida en Cholula, María Eugenia Ocampo Martínez, ilocalizable desde el pasado 21 de diciembre y hallada sin vida en San Luis Teolocholco.
Otro caso, el de la peruana Hellem Sandon, una estilista radicada en Puebla que fue encontrada sin vida en el municipio de Apizaco.
Dos casos de mujeres de edad media desaparecidas en Puebla y localizadas sin vida en Tlaxcala en menos de un mes pueden ser el síntoma inequívoco de algún nexo con los cárteles del crimen organizado, cuyas células se han infiltrado en infinidad de actividades.
Personas comunes que de forma directa o indirecta han tenido algún nexo o relación con los capos que manejan la plaza Tlaxcala.
Amén de lo que dicten las averiguaciones, resulta vergonzoso que una entidad gobernada por una mujer donde una alerta de genero debería garantizar al menos la notoriedad de cada caso de violencia contra ellas; sea incapaz hasta hoy de alzar la voz ante las decenas de desaparecidas, locales y foráneas.
Lo que es peor, que a nosotros los casos nos parezcan poco a poco “normales”.
Hasta mañana…
@Naye_Romero89